lunes, 15 de junio de 2009

SALTARÁN CHISPAS

SALTARÁN CHISPAS
(Popular)

Era un pueblo tan descreído y herético que casi nadie acudía a escuchar la santa misa, a confesarse o a comulgar. Y al cura se le ocurrió una treta para hacer que volvieran los feligreses a los oficios religiosos; para ello necesitaba la colaboración del sacristán, pues él solo no era suficiente para llevar la idea a cabo.
Así, que le dice al sacristán en secreto:
-Mira lo que haremos; mañana domingo, a la hora de la misa, que es de las principales, por lo que acudirá más gente que a las otras, tú te vas a meter debajo del púlpito con un cubo lleno de brasas, y cuando me oigas decir ¡saltarán chispas de Nuestro Divino Corazón!, tú le soplas fuerte al cubo para que salten chispas y todos los presentes se crean que es un milagro. Ya verás como a partir de entonces sí que vendrá mucha gente a misa y nos veremos con la iglesia y los cepillos llenos a rebosar.
Así se hace. Llega la misa, empieza, y el cura diciéndola y el sacristán a sus faldas con el cubo lleno de brasas de carbón esperando las palabras para soplar con el fuelle listo. Pero el cura, en viendo tan llena de gente la parroquia, que daba gloria verla así, se alargaba en su homilía aprovechando la ocasión.
El sacristán estaba viendo que las brasas se iban consumiendo y no podía soplar las brasas para avivarlas porque hubiesen saltado las chispas antes de tiempo, fastidiándolo todo.
-¡Chisss, chisss…, señor cura!
-Espera –le decía el cura por lo bajini.
-¡Pero señor cura…!
-¡Que esperes un poco!
Así se fue pasando el tiempo hasta que al fin el cura pronunció las palabras concertadas. Dijo en voz alta para que fuese bien oído por el sacristán:
-¡Saltarán chispas de Nuestro Divino Corazón!...
Y respondió el sacristán:
-Saltarán puntas de pijo, que se me ha apagado el tizón.

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